La creciente desigualdad en el mundo en lo que respecta al desarrollo de la inteligencia artificial
Es innegable que el desarrollo de la inteligencia artificial no puede verse al margen de la última revolución científico-tecnológica que ha tenido lugar en el mundo a fines del siglo XX.
Es en la Segunda Guerra Mundial donde se sentaron las bases para el desarrollo de la inteligencia artificial en el contexto de la última revolución científico-tecnológica que hemos tenido en el mundo.
Pero es en el 1956 cuando el informático John McCarthy comienza a hablar de inteligencia artificial.
El propósito de la inteligencia artificial es crear máquinas que imiten la inteligencia humana, no sustituirla.
Y naturalmente estas máquinas creadas mediante “un conjunto de sistemas o algoritmos permiten mejorar las capacidades y contribuciones humanas”.
Pero es entendible y comprensible que el gran desarrollo de la inteligencia artificial tiene que darse primero y siempre en los países desarrollados porque es en ellos que se da y se concentra el gran desarrollo de la ciencia y de la tecnología.
O sea que los países pobres y subdesarrollados del mundo, como es el caso de la República Dominicana, somos importadores netos de los resultados y consecuencias de la aplicación de la inteligencia artificial.
Lo anterior significa que nosotros no estamos en capacidad de desarrollar de manera unilateral y autónoma la inteligencia artificial por más voluntad que tengamos.
Y la razón es sencilla: somos importadores netos de ciencia y de tecnología.
Lo que significa también que las ciencias de la computación no están desarrolladas en estos países pobres y subdesarrollados del tercer mundo.
Entonces por razones estructurales no hay manera de que podamos desarrollar la inteligencia artificial.
Y es en el plano de la ciencia, de la tecnología y de la inteligencia artificial donde se recrea con más fuerza el concepto de Raúl Prebisch sobre el deterioro creciente de los términos de intercambio.
Los países subdesarrollados y pobres seguimos estando en la periferia del mundo en cuanto al desarrollo de la ciencia, de las ciencias de computación, de la inteligencia artificial y de la internet.
El sector industrial de la economía dominicana no ha sido capaz de organizarse para producir para la exportación porque sigue siendo un sector altamente protegido.
Nosotros hemos sido siempre importadores netos de máquinas y equipos.
Nuestras empresas industriales no están en capacidad de, jamás, de producir máquinas robot.
Y el desarrollo espectacular de la inteligencia artificial se ha dado y se seguirá dando en los países ultradesarrollados de la tierra.
Y es creciente en el mundo globalizado de hoy la desigualdad económica, comercial y financiera entre los países del centro y los países de la periferia.
Joseph Stiglitz, Paul Krugman y otros como Thomas Piketty hablan en sus libros y artículos de cómo ha aumentado la desigualdad entre naciones en el mundo globalizado de hoy.
Y esta creciente desigualdad a lo externo se ha traducido en un ensanchamiento de la desigualdad a lo interno de las naciones desarrolladas y ultradesarrolladas y también de las subdesarrolladas.
POR EL DR. VÍCTOR MANUEL PEÑA
*El autor es doctor en Economía, licenciado en Derecho, con dos maestrías y es miembro de la Dirección Central de la Fuerza del Pueblo.