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El discernir político de actualidad

  • Porque la universidad es otra cosa

Cuando se emplea en buena gramática, el término discernir, es referente a la capacidad de distinguir por medio del intelecto una cosa de otra o varias cosas entre ellas.

Si la conceptualización de referencia, es de aceptabilidad general y en consecuencia, se ha convertido en un axioma, como parece ser, entonces no hay duda de que estamos ante una opinión que debe estar exenta de apasionamiento alguno.

No es necesariamente el caso, cuando la referencia está basada en determinada encuesta, cuya finalidad es la medición de preferencias políticas de elección de frente a una contienda electoral, porque el secreto de las variables que se han utilizado para la publicación de la herramienta de medición, es una prerrogativa particular.

A pesar de nuestras acotaciones y de los tantos comentarios favorables y adversos, debemos aceptar que, en el entorno de los diagnósticos electorales de la República Dominicana, existen firmas dedicadas a mediciones políticas cotidianas, que se han ganado el respeto de la mayoría de los dominicanos.

Los resultados de la última encuesta, realizada y publicada por una de esas firmas, por muchas razones, deben llamar la atención a analistas políticos, electores y electoras jóvenes, adultos y mayores en la capacidad del voto y con mucha más razón, de los actores participativos y administrativos del sistema de partidos políticos de la Nación y, repetimos, a pesar de los comentarios y afirmaciones producto de las cifras socializadas.

La observación es producto de los números porcentuales que refleja dicha medición de preferencia electoral en el cercano porvenir.

En primer lugar, una medición realizada cuando falta algo más de un año para el certamen de mayo 2024, que le reconoce un 48% al presidente de la República, cuando dicho mandatario ha luchado contra la corriente adversa de variables incontrolables como la guerra Rusia-Ucrania, la pandemia originada por la denominada COVID-19 y la lucha por el adecentamiento moral y económico de la Nación Dominicana que siempre origina, por lo menos momentáneamente, inestabilidad de Estado, debe originar reacciones políticas en el devenir de las estrategias políticas de la cotidianidad nacional.

En segundo lugar, una medición de actualidad, que le da un 25,9% a un candidato, que, a pesar de poseer una impronta política a mostrar, ha asumido una campaña prácticamente personal, que, a nuestra humilde percepción, es producto de una estrategia que toma en consideración el joven período de conformación de su partido y las circunstancias que dio al traste con la fundación del mismo, debe llamar la atención.

En tercer lugar, que un partido que en los últimos tiempos haya compartido el liderazgo político de la Nación con posiciones electorales de porcentajes posibles por el poder y que a la fecha de las próximas elecciones se le ubique en un 18,2% de la preferencia electoral, también, debe llamar la atención.

El discernimiento producto de la medición política de cara a la próxima contienda electoral hacia la presidencia de la República Dominicana, llama a reflexión, por cuanto, a pesar de los escollos reconocidos por opiniones políticas autorizadas nacionales e internacionales, con que ha tenido que luchar el mandatario dominicano, la medición de referencia, le da un porcentaje de atención de cara al proceso venidero.

Sin embargo, he de concluir en que, el escenario político actual de la República Dominicana, de cara al futuro de la Nación, es el más poderoso motivo de reflexión, por cuando afectará en la posteridad al sistema de partidos, ya que el escenario está siendo personalizado, de forma tal que las agrupaciones políticas, en la actualidad, juegan un papel secundario con relación a los candidatos, lo cual construye caudillos y relega reales liderazgos.

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