
REPÚBLICA DOMINICANA.- El Sábado Santo es el día anterior a la Pascua y es parte integrante de la Semana Santa y de la celebración del Triduo Pascual, centro de todo el año litúrgico, que conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesús.
Así, tras conmemorar el Viernes Santo la muerte de Jesucristo en la cruz, el Sábado Santo contempla el misterio de Jesús en el sepulcro y su descenso a los infiernos, en espera de la resurrección, que se celebra al día siguiente, en la Pascua.
Los episodios importantes de este día son:
La Soledad de María: Tras sepultar el cuerpo muerto de Cristo en la tumba que José de Arimatea había cedido para tal fin, María queda en soledad recordando los tormentos padecidos por su Hijo y a la espera de su gloriosa Resurrección, como lo había prometido.
En la oscuridad que la envuelve bajo la Cruz, María aparece misteriosamente radiante por una luz interior. Ella no lanza un grito de maldición ni de protesta a Dios porque su Hijo le es arrebatado. María participa, aún en contra de sus sentimientos de apropiación maternal, en el desgarrador sacrificio, siendo ella misma sacrificada.
Víspera de Pascua/vigilia pascual: La Vigilia pascual es una celebración litúrgica que conmemora la Resurrección de Jesús y tiene lugar la madrugada del Domingo de Pascua.
Esta, es la celebración más importante del año en la mayoría de las confesiones cristianas, y en todas ellas tiene un ritual muy semejante que incluye los símbolos de la luz y el agua.
Durante la Vigilia pascual, la Iglesia católica celebra una liturgia muy especial, y lo hace con la máxima solemnidad.
Los presbíteros y diáconos están revestidos de ornamentos blancos, señal de alegría por la resurrección de Cristo, aunque normalmente, el obispo o el presbítero celebrante también suele vestir una casulla o si no la capa pluvial dorada debido a la gran solemnidad de la celebración que es al fin y al cabo, el centro del Año litúrgico.