Cuando creía sus esperanzas perdidas, una luz caritativa iluminó el camino de María Guadalupe Espinosa García, una joven de apenas 18 años, que a pesar de su corta edad ha pasado diversas precariedades juntos a sus dos hijos.
Tras darse a conocer a través de Diario Libre la situación de indigencia en la que vivía, cerca de una montaña en el barrio Flor de Liz II en Villa Altagracia, el Ministerio de la Vivienda y Edificaciones construyó en tan solo 17 días un techo digno para que la joven pudiera estar más segura.
A pesar de que la pobreza ha marcado parte de su trayecto de vida, y el sufrimiento que pasó por el abandono de los padres de sus hijos, apuesta y confía en que este sueño será el inicio de nuevas oportunidades positivas, no solo para ella, sino también para su familia.
Manifestó que en menos de un mes su vida que estaba en "blanco y negro" tomó otros matices gracias a las bendiciones e intenciones de múltiples personas, las cuales surgieron a raíz de darse a conocer su caso.
“De ahora en adelante lo importante es buscar la forma de estudiar y busca un trabajo para poder mantener a mis hijos y demostrar que puedo crecer”, dijo María Guadalupe durante la entrega de su vivienda.
Una joven madre de Villa Altagracia que se consume en la indigencia
Vivía en una casita de hojalata vieja con sus dos pequeños, Isaac, de tres meses, y Jazmín, de dos años. El piso era de tierra, el cual se enlodaba con solo caerle una gota de agua, no contaba con muebles y solo tenía dos sillas plásticas.
María Guadalupe no tenía las mínimas condiciones para vivir. Ahora cuenta con un techo íntegro, tres camas, dos abanicos, nevera, estufa, tanque de gas, licuadora, vajilla y un baño completo, ya que antes tenía que trasladarse a la casa de un familiar para poder hacer sus necesidades.
Hace pocos días la joven tenía que dormir en una cama casi podrida debido a que cuando llovía el agua la empapaba, y su nevera era solo un caparazón sin puerta, ni motor. La casa tenía el zinc oxidado y la madera podrida, lo que permitía que entrara todo, dependiendo de las condiciones del tiempo.
Además de la vivienda que recibió de parte del Mived, el Plan Social facilitó varias fundas con alimentos esenciales para que María Guadalupe pueda tener que comer y dar a sus hijos por unos días.
Su abuela llora de felicidad
Su abuela, Santa Isabel Álvarez, había manifestado a Diario Libre que “llevaba a su nieta e hija colgada del alma” porque siempre había vivido con muchas necesidades.
Este jueves lloró de emoción al saber que su nieta tiene un techo para vivir "y no está rodando" como anteriormente se la pasaba.
Doña Santa comentó que ahora lo más desea es que la joven ponga de su parte para crecer, estudiar y avanzar, ya que lo más importante y lo que más le atormentaba está solucionado: un techo donde no se moje cuando llueva.
Agradeció a Diario Libre por dar a conocer la situación de penurias en la que vivía su nieta y el sector que la vio nacer.
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