
SANTO DOMINGO.- ¡Hay esperanza! El joven Alexander Sang, desaparecido desde el pasado 16 de mayo, fue visto por última vez el viernes 27 de mayo, dos días antes de cumplir 19 años de edad.
Las cámaras muestran a Alexander en el 30 de Mayo del Distrito Nacional. Desde ese día, hace ya una semana, no se vuelto a saber de él.
Ha habido dificultades para seguirle la pista: escaso personal de búsqueda policial, cámaras inservibles, etc. De hecho, solo una cámara funciona entre la Feria y la Cervecería; las demás no sirven.
Alexander es un “cerebrito”: joven brillante, inteligente, estudioso. En sus conversaciones con amigos, se proyecta como ingeniero en software, y alcanzando otros éxitos profesionales. El futuro es tan brillante como su misma inteligencia.
En el Colegio Loyola fue estudiante meritorio y alcanzó los más altos honores, tanto por su compañerismo como por su entrega decidida a los estudios. Esperaba una beca oficial para volar más alto.
Era -es- muy hogareño. Dividía su tiempo entre la casa y la universidad. Pero, de forma extraña, el 16 de mayo salió de su casa a las 3 de la madrugada.
Se puso ropa normal, con tenis; dejó cartera y celular. Salió con todo sigilo, calladamente, y se hundió en la oscuridad espesa de la noche primaveral. A pesar de sus dificultades motrices, se perdió sin dejar rastro.
El día antes (domingo) había sido un día normal. Fue a una misa por el sentido deceso de un tío. Estuvo en familia. Estudió álgebra durante 6 horas. Jugó con amigos. A un excompañero de colegio le dijo que no iba a poder seguir jugando tanto, porque ya estaba estudiando en la universidad.
Tenía apenas dos semanas matriculado en la academia, y estaba llevando 9 materias. Esta cantidad tan abrumadora le habría provocado severo estrés. Sin embargo, no daba él señales de fastidio.
En realidad, sus aspiraciones hubieran podido más que cualquier estrés universitario. Es joven sereno, lector voraz, que no ha dado nunca muestra de desequilibrio mental. Es una persona normal, sin trauma psicológico alguno. Su mente es serena, y tiene la firme voluntad de lograr todo lo que se propone.
Es hábil en matemáticas y numeritos. Por muchas razones estudia Ingeniería, y quiere ser ingeniero en software, para producir tecnología sofisticada y de alta gama.
Es creativo, dedicado y disciplinado. Está tan metido en sus sueños de grandeza que no tiene tiempo para cosas más personales. De hecho, no tiene novia, ni sale más que ocasionalmente con amigos.
No piensa aún en ser padre ni esposo. Juega muy bien su rol de hijo, hermano, amigo y estudiante.
¡Aún hay esperanza!
La entrada ¡Hay esperanza! Vieron a Alexander Sang, pero urge más esfuerzos para encontrarlo se publicó primero en El Nuevo Diario (República Dominicana).